Dios sabe que la carne por naturaleza sigue la corriente al mundo y que, aunque nuestro espíritu renacido, busca a Dios, la carne es indisciplinada y siempre esta inclinada al pecado.
Dios sabe que la carne por naturaleza sigue la corriente al mundo y que, aunque nuestro espíritu renacido, busca a Dios, la carne es indisciplinada y siempre esta inclinada al pecado.