El vencedor ve las posibilidades antes que los obstáculos, porque depende de Dios y no de las circunstancias, goza cuando es participe de los padecimientos de cristo, y no desmaya, aunque su ser exterior se va desgastando.
El vencedor ve las posibilidades antes que los obstáculos, porque depende de Dios y no de las circunstancias, goza cuando es participe de los padecimientos de cristo, y no desmaya, aunque su ser exterior se va desgastando.