La palabra de Dios no sólo informa, sino que transforma nuestras vidas a la medida que la estudiamos y nos deleitamos en ella a su tiempo produce transformaciones que dan fruto y que permanecen para siempre porque es viva y eficaz coma no solamente se limita a darnos datos, sino que hace cambios profundos en nuestro interior nos brinda información que llena la mente, pero cambia el corazón.