Al decir que todo comienza en la mente nos referimos a que allí es el terreno de batalla de todo creyente, donde se originan o finalizan los malos o buenos pensamientos. El que se deja controlar por su mentalidad humana tendrá muerte, pero el que deja que el Espíritu controle su mente tendrá vida y paz. Cuando alguien se deja controlar por su mentalidad humana, está en contra de Dios y se niega a obedecer la ley de Dios.